En casa y hacia la sostenibilidad

Me gusta reciclar, y lo hago conscientemente, pero desde hace tiempo siento que reciclar no es la única solución a la cantidad de basura que tristemente encontramos por todo el mundo.  

Desde hace varios años mi meta no es reciclar más, si no comprar menos, reutilizar más y reciclar bien.

Estas son algunas de las cosas que estoy ya haciendo en mi casa para conseguir reciclar menos, pero cuidar más el medio ambiente. 

Menos ropa, pero de mejor calidad: La ropa de buena calidad es bastante más cara que la ropa diseñada para usarla una sola temporada, sin embargo, a una prenda de calidad le doy muchos más usos, por lo que el precio por uso es significativamente menor. En mi armario tengo varias prendas de hace más de una década- y creo que visto bien y a la moda aunque seguramente nadie me va a votar como la mejor vestida de ninguna fiesta, algo que no me importa.

La clave es comprar prendas de calidad en cortes versátiles que puedas usar año tras año, y cuidarlas bien para que efectivamente duren mucho tiempo.

En mi armario también tengo prendas nuevas, pero cada vez más quisquillosa en comprar aquellas que voy a usar mucho, y de materiales más respetuosos con el medio ambiente: algodón ecológico, fibras recicladas...

La ropa que ya no quiero por la razón que sea, la dono, y si está estropeada, la llevo a reciclar. Además no tengo ningún reparo en dar ropa mía, o de mis hijos, a mis amigas y recibir de ellas también. Más de una persona me ha echado un piropo cuando llevo una falda que me regaló mi hermana hace cinco años, y que ella había usado durante cinco años antes. 

Más productos a granel, menos envases: Siempre que puedo compro comida a granel y llevo mis propios envases. Es una manera bastante sencilla de usar menos recursos, y una que no hace tanto tiempo era la norma en España.

Cuando era pequeña y trabajaba muchos sábados en la tienda de Atocha, vendíamos miel y polen a granel, y la gran mayoría de nuestros clientes traían sus propios envases, porque el bote de cristal que nosotros teníamos lo vendíamos. 

Me gusta hacer la compra en mercados donde venden a granel y/o sin packaging, y llevarme yo mis propias bolsas de tela- tanto la grande para llevármelo todo a casa, como pequeñas para frutas y verduras. 

Antigüedades modernas: Varios de los muebles de mi casa son de segunda mano, comprados o heredados, y modernizados por mí. Soy una persona creativa y siempre me han gustado las manualidades, además me gusta la idea de tener muebles sólidos, con personalidad y que lleven mi firma.

Aunque no seas manitas, te aseguro que puedes encontrar maravillas tanto en casas de antigüedades, como en el trastero de tus abuelos. Si prefieres comprar algo nuevo, acuérdate que la calidad es mejor que la cantidad, y que si un mueble te dura dos años nada más, da igual lo barato que sea, te está saliendo caro. 

Deja de tirar comida: Aunque esto es algo en lo que yo aún puedo mejorar, tengo un super ejemplo, puesto que mi hermana no desperdicia nada de comida.

Para no tirar comida lo primero  que tienes que hacer es comprar lo que necesites y no más. Lo segundo aprovechar todas las sobras, tal y como hacían nuestras abuelas. Yo no se hacer croquetas de cocido (cocina de aprovechamiento total), pero sí añado un montón de verduras sueltas a la salsa de tomate para hacer pizzas caseras, y hago bizcocho con los restos de los boniatos asados que nadie quiso.

Tirar comida me parece super triste por muchas razones, pero mirándolo solo por el lado medioambiental, la cantidad de recursos utilizados para llevar comida a nuestras casas, significa que tirarla es verdaderamente triste. 

Además de esto, puedo contar con los dedos de la mano las veces que traemos comida para llevar a casa en un año. No solo no es tan saludable como la comida que yo hago, si no que la cantidad de envoltorios necesarios para traerme la comida a casa me vuelven loca.

Más cristal, metal y tela, menos papel y plástico:  Los tuppers de mi casa son de cristal, las bolsas para llevarnos picoteos cuando salimos al parque y las servilletas son de tela, no utilizo plástico ni papel de aluminio para guardar en la nevera- con las tarteras de cristal, o incluso un plato sobre otro, me es suficiente.

Cuando mi hijo cumplió un año le regalamos una botella de acero inoxidable con boquilla adaptada, que aún usa- con boquilla normal- 6 años después. En casa el agua sale filtrada de la nevera, y antes de salir a hacer cualquier cosa rellenamos nuestras botellas de agua.

De nuevo, esto no es algo tan raro, yo me acuerdo de rellenar la cantimplora de metal con forro verde la noche antes de irme de excursión cuando estaba en E.G.B. 

Mis amigas, no todas conciencias, me preguntan si no hecho de menos algunas de las comodidades. Alguna vez he pensado que sería más fácil si pudiese tirar todo a la basura, en vez de lavar y reutilizar, pero la verdad es que en general no hecho de menos el plástico, y cuando veo cómo de rápido se me amontonan envases, papel y cartón para reciclar, me da más fuerza para seguir buscando formas de usar menos y cuidar más al medioambiente.

Estas son algunas de las cosas que hacemos en casa, hay más, pero otras muchas que aún no hemos conseguido meter en nuestra rutina. Lo bueno es que aquí todos estamos concienciados, y mis hijos son los primeros en recordarnos que hay que apagar la luz o cerrar el grifo.

Me encantaría saber qué te parecen estas formas de no reciclar, y saber cómo tu llevas una vida sostenible. 

 

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