Mi visión vs la realidad del confinamiento

Cuando nos avisaron de que cerraban el colegio de los niños dos semanas, me plantee hacer un montón de cosas con ellos. Quería leerles un libro clásico en alto, aprender a coser con ellos, cocinar un montón de platos especiales y aprovechar el tiempo al máximo.

La realidad llegó pronto, no iban a ser dos semanas de cierre, y no solo estarían cerrados los colegios, cerraba todo lo que no era esencial. 

En ese momento no me asusté, la verdad. Pensé que sería un momento difícil para muchas personas, pero, al tener una casa suficientemente grande para los cuatro, un pequeño jardín, y el saber que tanto mi trabajo como el de mi marido no sufrían peligro inminente, para nosotros el confinamiento sería bastante fácil comparado con el de otras personas, me sentí agradecida por esto. ( Si quieres leer más sobre cómo trabajo en este sentimiento de agradecimiento, puedes leerlo aquí.) Es más, pensé que tendría tiempo para hacer un montón de cosas para las que normalmente no me dan las horas. La realidad ha sido bastante diferente:

Visión: Gimnasia a cualquier hora 
Realidad: Yoga mientras los demás duermen

Visión: Nuevas y complicadas recetas para hacer con amor, y con todo el tiempo del mundo
Realidad: Recetas probadas, y muchísimo cuidado de no tirar comida para evitar desperdicio 

Visión: Tiempo para hacerme mascarillas y autocuidado a diario
Realidad: Mascarilla semanal antes de la ducha, pero sin el glamour que yo me esperaba

Visión: Leer un buen libro por semana, y terminar todos los que me he dejado a medias
Realidad: Tragarme series insulsas por la noche para darme un rato de no pensar en la realidad de lo que está pasando

Visión: Ocupar todo el día en algo productivo
Realidad: Momentos de no parar, y momentos de no hacer nada (intentando no sentir culpa)

Es cierto que cuando empezó el confinamiento, no pensé que iba a ser tan largo, si me hubiesen dicho entonces que a un mes de comenzar, seguiríamos metidos en casa, quizás habría hecho las cosas de manera diferente. Lo bueno es que sí he ido aprendiendo, y espero poder ayudarte a llevarlo mejor. Esto es lo que me ha ayudado:

  • Levantarme pronto y antes que nadie, para trabajar y/o hacer una sesión de yoga larga y sin interrupciones. 
  • Seguir un horario de Lunes a  Viernes (con alarma incluida), y no tener tanta estructura los fines de semana. No solo nos hace más fácil el hacer cosas que no nos apetece tanto, si no que nos deja tiempo para no hacer nada o entretenernos de la forma que más nos apetece en ese momento.
  • Sacar ratos para momentos especiales. Los viernes siempre hemos cenado pizza casera y normalmente vemos una película juntos. Durante el confinamiento, seguimos haciéndolo. El fin de semana pasado, además, mi marido y yo conseguimos pasar un rato juntos y solos charlando, en el ratito que queda entre meter a los niños en la cama, y caer rendidos.
  • Tirar de recetas en las que confío, y no inventarme demasiado: soy una persona creativa y me gusta cocinar, pero como hacemos compra una vez a la semana, me quiero asegurar de que no desperdiciamos nada. Es cierto que he hecho alguna receta especial- pan, quiche, y tarta de zanahoria entre otras- pero siempre utilizando fuentes en las que confío.
  • Dedicar a cada tarea el tiempo que le corresponde. Aún no he hecho todo lo que quería hacer- ordenar armarios, limpieza general etc- pero lo que he hecho lo he hecho bien y sin prisas. La semana pasada limpié todos los zapatos de invierno, y los guardé en su sitio. Esta es una tarea que normalmente la hago rápido y sin cuidado. Sé que en otoño apreciaré el tiempo que utilicé para hacerlo, cuando encuentre fácilmente cada zapato, bota y botín. 

Para ayudarte a seguir una rutina de bienestar hemos preparado unas hojas de diario, para que planees y celebres cada paso que tomas para sentirte mejor. Esperamos que te sean útiles. Puedes ver y descargarla en PDF aquí. 

Me encantaría saber lo que tu has aprendido en estas semanas. 

 

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