La semana pasada escribí sobre que es normal sentirse triste en estos momentos tan difíciles. Hoy voy quizás a contradecirme, porque de verdad siento que aunque es normal tener momentos malos- y yo los tengo- es posible cultivar el agradecimiento. De hecho, este sentimiento de gratitud nos ayuda a ser más felices, incluso ahora.
Hace unas semanas preguntamos a nuestros seguidores en instagram las cosas por las que se sentían agradecidos. Las respuestas fueron abrumadoras: los sanitarios que cuidan de los enfermos, los trabajadores de tiendas de alimentación, los agricultores, la salud, la familia, nuestro hogar, una balcón para poder salir...hay muchas cosas por las que cada uno de nosotros podemos dar las gracias, y esto es bueno.
Según estudios recogidos en este artículo de Harvard (en inglés), este sentimiento de agradecimiento puede, efectivamente, hacernos más felices. Un ejemplo actual de esto, es la emoción palpable de la gente que sale a los balcones a las 20 hrs a aplaudir merecidamente a los sanitarios.
En este vídeo TED Talk*, el monje David Steindl-Rast, habla precisamente de cómo es posible estar agradecido en todo momento- aunque con esto no quiere decir que tengamos que estar agradecido de todo lo que pasa.
En el vídeo explica:
"Pero no he dicho que estemos agradecidos por todo. Digo que seamos agradecidos en cualquier momento dado por la oportunidad, e incluso cuando nos enfrentamos con algo que es terriblemente difícil, podemos elevarnos en esa ocasión y responder a la oportunidad que se nos da."
Algo parecido describían el Dalai Lama y el Arzobispo Desmond Tutu en su libro El Libro de la Alegría- lectura recomendada por cierto- donde hablan sobre cómo a pesar de vidas llenas de dificultades, son felices, y están agradecidos por las cosas que tienen, entre ellas una bonita amistad.
En mi experiencia personal, las dificultades de la vida son efectivamente oportunidades para conocernos, para hacernos mejores personas.
Mi madre estuvo enferma con un tipo de demencia especialmente agresiva durante una década. Cuidar de ella durante varios años ha sido sin duda el momento más difícil de mi vida, su muerte el segundo. Sin embargo, fui capaz de encontrar gratitud durante esos momentos, a través de la cual mi duelo fue difícil, aunque llevadero, y salí de él recuperada, más fuerte que nunca.
Tal y como dice Steindl-Rast, no estoy agradecida por la terrible enfermedad que padeció mi madre, pero sí por la oportunidad de cuidarla, de conocer mejor a mi padre durante esos años, de poder acompañar a mi madre durante sus últimos días, horas y minutos. Soy consciente que no todo el mundo tiene esta oportunidad, especialmente ahora.
En estos momentos en los que estamos todos pasando por algo muy difícil, creo que sería muy útil poder encontrar esa oportunidad de la que habla Steindl-Rast. Esta será, creo yo, diferente en cada uno; Quizás es la oportunidad de volver a apreciar a tu familia o amigos, o de conocerte más a fondo, aprender quién eres de verdad.
Según el artículo de Harvard, hay formas de ayudar a cultivar el agradecimiento. Entre ellas:
- Escribir cartas de agradecimiento a las personas que nos ayudan
- Tener una lista de las cosas buenas que tenemos en la vida
- Mantener un diario de agradecimiento
- Rezar y/o meditar
Yo personalmente, encuentro la meditación y el pensar en esas oportunidades, la mejor forma de estar agradecida. No lo consigo siempre, pero siempre lo intento.
¿Estás cultivando el agradecimiento en estos días? Me encantaría saber cómo estás afrontando estos momentos, y si hay algo bueno que estés aprendiendo, a pesar de la dificultad.
*El vídeo está en Inglés, pero tiene subtítulos y una transcripción en Español.
2 comentarios
Olivia
Estoy de acuerdo. Yo lo he notado mucho en las actividades de los niños. Ellos echan de menos estar con sus amigos e ir al colegio, pero no el ir de un lado a otro del cole, a actividad extraescolar, y llegar a la cena siempre con prisas. Gracias por tu comentario. Espero que estés bien- Olivia
Jorge
Yo estoy cayendo de nuevo en la cuenta que no aprendiendo de que en ciudades como Madrid se vive a un ritmo demasiado frenético. Y que ese ritmo conlleva que se pierda mucha humanidad en el trato.
Espero que esta situación tan desagradable y triste le sirva a la sociedad para dar menos relevancia a lo material y al hedonismo, y que se refuercen la humanidad, la empatía y la caridad. Que esta tendencia que se ha iniciado con el confinamiento continúe cuando éste termine.