Los hidrolatos, o aguas florales, son el agua que queda tras la destilación de una planta para elaborar aceite esencial. Este agua tiene unas propiedades similares a las de los aceites esenciales, pero mucho menos concentradas, por lo que son ideales para aplicarlos como tónicos directamente sobre la piel y sin diluir.
En Salud Mediterránea recomendamos las aguas florales Florame por sus ingredientes de calidad, 100% agua floral, y porque provienen de la agricultura ecológica.
Estas aguas florales contienen moléculas aromáticas hidrosolubles, lo que las hacen deliciosas y se pueden usar como perfume natural, sin embargo son los oligoelementos que tienen los que las hacen ideales para usarlas en mascarillas faciales, sobre todo cuando se utilizan con mascarillas de algodón, ya que de esta manera aumentan sus propiedades.
Cada agua floral tiene propiedades diferentes, por ejemplo:
Hamamélis: Para pieles sensibles. Sus propiedades tonificantes atenúan las rojeces en la piel sensible, calma la piel delicada y por su acción astringente es eficaz también para las pieles mixtas y grasas.
Azahar: Propiedades hidratantes, refrescantes y calmantes, regenera todo tipo de piel y reequilibra las pieles secas.
Aciano: Calma, tonifica las pieles delicadas y sensibles. Por su elevado poder descongestionante es muy indicado para calmar irritaciones e inflamaciones.
Lavanda: Purifica y reequilibra la piel grasa.
Manzanilla: Suaviza las pieles secas, sensibles y delicadas.